martes, 12 de febrero de 2008

Defunción del alma

Defunción del alma
La espada del silencio
cortó en mil pedazos el céfiro
de la verde llanura.
Esgrimo sin premura
toda brisa a su paso
y dejo lágrimas de sangre
en la basta pradera
acumulando rezago.
El sol, rey supremo se vengo
sobre la espiga del trigo
que tantas veces besó
y al azul de los cielos
un enemigo le dibujó;
embriagado de dolor.
Su majestad procedio.
Sin medidas, ni recelos
a la tierra calcino.
Todo un jardín mutilo,
sin mirar los albores;
fenecieron las flores.
Ni una nube lloró
para mitigar tal deceso,
que el astro rey provocó.
Se esparcieron los huesos.
Al tálamo del adiós.
En reposo yace el alma,
que estos versos escribe.
Un sacristán trae calma
y entrega la extremaunción.
Será que la espera el limbo
o las brazas de algún fogón?
Hace frío y la noche está rojiza.
Las estrellas se fugaron
entre los jirones de la niebla.
Toda la faz en tiniebla
porque un alma feneció.
Una vez viví en sueño,
lo que hoy mi pluma explayó.
Allí a lo lejos quedo
"Mi dueño, amo y señor".
Cada noche es como esta;
la misma repetición...
"Muero un poco por los dos"
y no llega la salvación.
Moriré cada anochecer
esperando el amor.
Moriré con su recuerdo
sin ruidos, ni quejas.
Porque no hay peor moraleja...
que dejar morir el amor.
Jazbluecie

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