Una voz grito a mis oídos.
Palabras que no esperaba,
Me contó de tu historia
de duendes fiesteros y noches de hadas.
Un paraíso que nunca se
vio sobre hojas muy blancas.
Me dijo- Que con ella te sentías bien.
Que habías enterrado otros pasados
en donde también arrancaste al cielo un pedazo.
De pronto alguien se acerco a tu lado.
Que con ella querías lo antes logrado.
Una y otra vez en busca de esa salvación
que parecía lejana,
Que desde que no está
la de tus versos privilegiada.
La vida a tu lado desdichas me depara.
Por más que este novicio amor te levantó.
Cuando asome un nuevo amanecer.
Las gotas de tu rocío no bañaran mi ser.
Aún delante de esa supuesta octava maravilla.
No habrá señor que deje su feudo.
Cuando su señora asista.
Porque con ella las guerras perdidas
Siempre eran batallas vencidas,
Y el ocaso de tus días juntaba
el sol con la luna cuando tu estrella
bajo un eterno firmamentomás azul que ese…
¡Azul!.... resplandecía.
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