Tengo el pensamiento perdido,
Mi inocencia ya no es precoz…
Se fugo mí mirada; tras el cristal,
de aquel viejo aparador.
Entre los panes calientes.
Que manos hábiles amasó.
Les confieso.
¡Muchas veces, se me hacia agua la boca,
por un bocado señor!
Buscaba entre los bolsillos rotos,
de mi viejo pantalón.
Una moneda... por Dios.
Sin techo seguro,
deambulaba por las calles.
Fui lustra botas, lava coches,
canillita y hasta…
un simple vendedor de violetas y jazmines
Que alguna dama me compró
Ese, mi andar pequeñito.
En gigante la negligencia del grande convirtió.
En lo que ahora soy
“Niño de la calle”
que trabajando creció
Nunca jugué a las canicas,
ni pateé un balón.
No supe que era un libro.
Mucho menos Disney Word.
Porque siempre que tuve un céntimo
fue para callar al león,
que rugía en mi estomago.
Ese que tantas veces de hambre bramo
Mientras yo y otros tantos niños.
Trabajábamos desvelados de sol a sol
Dormían nuestros derechos dentro de la constitución
Y ahora yo les pregunto
-Dónde están los mismos basados en mi protección?
Si cuando encuentro un alma noble
que me rescata de la calle y me da abrigo, pan y amor.
Ustedes llegan con sus leyes destruyendo al menor.
Es que acaso se olvidaron de los ecos de mi voz?
Tengo hambre, siento frío,
Mis pies descalzos los va agrietando el dolor.
Soy corazón sin esperanza, esperando su salvación.
Mi inocencia ya no es precoz…
Se fugo mí mirada; tras el cristal,
de aquel viejo aparador.
Entre los panes calientes.
Que manos hábiles amasó.
Les confieso.
¡Muchas veces, se me hacia agua la boca,
por un bocado señor!
Buscaba entre los bolsillos rotos,
de mi viejo pantalón.
Una moneda... por Dios.
Sin techo seguro,
deambulaba por las calles.
Fui lustra botas, lava coches,
canillita y hasta…
un simple vendedor de violetas y jazmines
Que alguna dama me compró
Ese, mi andar pequeñito.
En gigante la negligencia del grande convirtió.
En lo que ahora soy
“Niño de la calle”
que trabajando creció
Nunca jugué a las canicas,
ni pateé un balón.
No supe que era un libro.
Mucho menos Disney Word.
Porque siempre que tuve un céntimo
fue para callar al león,
que rugía en mi estomago.
Ese que tantas veces de hambre bramo
Mientras yo y otros tantos niños.
Trabajábamos desvelados de sol a sol
Dormían nuestros derechos dentro de la constitución
Y ahora yo les pregunto
-Dónde están los mismos basados en mi protección?
Si cuando encuentro un alma noble
que me rescata de la calle y me da abrigo, pan y amor.
Ustedes llegan con sus leyes destruyendo al menor.
Es que acaso se olvidaron de los ecos de mi voz?
Tengo hambre, siento frío,
Mis pies descalzos los va agrietando el dolor.
Soy corazón sin esperanza, esperando su salvación.